La otra mirada
En ocasiones, las calles hay que verlas con ojos diferentes para percibir sus novedades.
¿Cuántas veces caminamos por lugares dónde, a fuerza de rutina, terminamos por dejar de darnos cuenta de los tesoros que contienen?
Casos como esos se presentan en una ciudad en constante metamorfosis cómo Medellín, dónde muchos transitan sin reparar en la presencia permanente de Botero, Nadín Ospina o Gustavo Vélez.
Recientemente y para mi sorpresa, cuando caminaba por la avenida La Oriental –una de las principales arterias viales de la ciudad resiliente– tropecé de bruces con un mural enorme de uno de esos personajes que parecen superar el tiempo y el espacio que les ha tocado habitar.
Aunque nadie parecía escuchar su grito, yo me figuraba que Elkin «El Titán» Ramírez continuaba cantando desde una mal disimulada pared del centro de un Medallo dónde todos van de afán.
Elkin Ramírez fue el cantante de Kraken, la banda de Heavy Metal más poderosa de Medellín en su momento. Todo un símbolo del rock en una Colombia donde esta música era (y sigue siendo) una expresión marginal y difusa en una vorágine de cumbia, salsa y reguetón.
Elkin falleció de una muerte anunciada: en 2016 se le detectó un tumor cerebral que solo le confirió el tiempo de vida suficiente para despedirse de sus familiares, amigos y seguidores antes de partir.
«El Titán», sin embargo, sigue presente. No solo en murales de calle o en las emisoras que eventualmente irradian sus canciones, sino en los corazones de quienes apreciamos su talento descomunal y la humana valentía de quién supo trascender su propia muerte.